Algo debe andar mal con mis ojos, fuí a la tienda, a la farmacia y a la sala, y siempre tenía lo mismo.
Entonces decidí ir al centro oftalmológico y le pedí a los cubanos que quitaran tu imagen de mi vista.
Ellos pusieron gotas, inyectaron en los globos, regresé al siguiente día, y al siguiente para terminar. Hubo laser y me inyectaron sustancias que provocan nauseas. Fueron variados los intentos. Algunos hasta entretenidos, como pintar mi cara de amarillo.
Cuando pude quitarme los parches y alguien te habia llevado lejos pude abrir los ojos, y tu imagen era lo único que podía ver.