Los hombres son escupidos. No importa el nombre ni su genio, son escupidos por igual. Sin importar el empeño y la dedicación, tendrán que conformarse con ver pasar las estrellas.
Se convierten en testigos de su propia decadencia, viendo como sus fortalezas se vuelven en su contra, formando una alianza con sus debilidades.
Son escupidos porque son malos, defectuosos. Son la escoria flotando sobre el crisol. Su esencia está podrida y se revuelcan en la mierda.
Así esperan en la fila, cada vez mas tumultuosa, haciéndola asfixiante y llena de algo que quema por dentro al respirar.
A medida que avanza, la desesperación crece, y aunque menor, la espera es más intensa. Todo se convierte en un caos. Los cada vez menos que salen de la fila suben las escaleras y se alejan caminando mientras evitan las miradas.
El mono de hule
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cuanta agresividad!!!! por eso amí no me gusta andar haciendo fila. jeje.
ResponderEliminarun abrazo.